El flâneur es el paseante solitario descendiente del que, a finales del siglo XIX recorría los pasajes de París. Es conocido, sobre todo, por la caracterización que hicieron de él Baudelaire y Benjamin. No importa tanto su testimonio literario como su novedosa forma de mirar la ciudad moderna y sus habitantes. Mucho antes de mi encuentro con la literatura, y de conocer la palabra, yo era uno de ellos, prácticamente desde que me atreví a andar solo por las calles de mi pueblo. La mirada literaria tardó en llegar y, como suele ocurrir, es menos interesante.
Cuando vivía en Sevilla, cuya vida transcurre en su mayor parte en las calles, llegué a llevar en el bolsillo un cuadernito de argollas al que puse el pomposo título de ”El paseador”. Afortunadamente lo perdí o destruí, no lo recuerdo… Solo creo que valía la pena la descripción emocionada de una escena sevillana muy común entonces, mucho antes del confinamiento: dos mujeres hablando entre sí desde los balcones de sus casas…
He descubierto recientemente una flâneuse de Chicago (chicagüense o chicagana) absolutamente fascinante: Vivian Maier, una fotógrafa callejera, genial y totalmente inédita hasta hace poco, gracias al empeño de John Maloof quien, con ayuda del azar, logró reconstruir los pocos pecios que tenemos de su biografía (apenas más que su trabajo, en realidad: cuidar niños, personas mayores y limpiar casas) y su gran pasión, pasear y hacer fotografías, unos miles de negativos geniales, rescatados y dados a conocer por Maloof. Pongo aquí un autorretrato suyo de 1953.